Por LAURAN NEERGAARD | AP
PITTSBURGH (AP) — Saludar a un amigo chocando las manos. Frotar la mano de la novia. Actos ordinarios, pero todo un hito para un hombre paralizado.
PITTSBURGH (AP) — Saludar a un amigo chocando las manos. Frotar la mano de la novia. Actos ordinarios, pero todo un hito para un hombre paralizado.
Sin embargo, es una
realidad: un brazo robótico colocado junto a su silla de ruedas fue el que hizo
que las manos se tocaran palma con palma. Tim Hemmes le ordenó al brazo que se
moviera con tan sólo pensar en ello.
El parapléjico Tim Hemmes ensaya
un brazo electrónico que opera
mediante un chip instalado |
"No fue mi brazo
sino mi cerebro; mis pensamientos. Estaba moviendo algo", dijo Hemmes, de
30 años. "No tengo palabras para expresar lo que sentí en ese momento. No
hay palabras para describirlo".
El hombre de
Pensilvania está entre los pioneros de una ambiciosa búsqueda de prótesis
controladas por el pensamiento para darle más independencia a los paralizados:
la capacidad de alimentarse por sí solos, girar un picaporte, abrazar a un ser
querido.
La meta es mezclar
mente y máquina, similar a la serie televisiva Viaje a las Estrellas,
combinando lo que se considera el brazo biónico más similar a uno real hasta la
fecha —incluso los dedos se mueven como los de verdad— con pequeños
microtransistores implantados en el cerebro.
Esos electrodos reciben
señales eléctricas de neuronas que ordenan el movimiento. Pasando por alto la
médula espinal rota, envían esas señales a un tercer brazo robótico.
Esta pesquisa está muy
lejos de tener un uso comercial, pero diversos equipos investigan distintos
métodos.
En Pittsburgh, varios
monos aprendieron a comerse malvaviscos al mover un brazo robótico con el
cerebro. En la Universidad Duke, otros monos emplearon sus pensamientos para
mover brazos virtuales en una computadora y recibieron retroalimentación que
les permitió distinguir la textura de lo que "tocaban".
Por medio de un
proyecto conocido como BrainGate y otras investigaciones, algunas personas
paralizadas equipadas con electrodos en el cerebro han utilizado sus mentes
para manipular computadoras, e incluso hacer movimientos simples con prótesis
de brazos.
Pero, ¿podrían estas
neuroprótesis llegar a ofrecer los movimientos complejos y rápidos que la gente
requeriría para un uso más práctico de todos los días?
"Realmente ahora
estamos en un punto de inflexión con esta tecnología", dijo Michael
McLoughlin del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins,
que desarrolló el brazo similar al de un ser humano en un proyecto de 100
millones de dólares para la DARPA, siglas en inglés de la agencia de
investigación del Pentágono.
Pittsburgh está ayudando
a encabezar una serie cuidadosamente supervisada de estudios financiados por el
gobierno durante los próximos dos años para intentar averiguarlo. Un puñado de
voluntarios paralíticos entrenarán sus cerebros para que operen el brazo de la
DARPA en formas cada vez más sofisticadas, incluso empleando sensores
implantados en las yemas de los dedos para intentar sentir lo que tocan, al
tiempo que los científicos analizan qué funciona mejor.
"Imagine todas las
articulaciones que uno tiene en la mano. Se pueden hacer 20 movimientos con
todas esas articulaciones", dijo Andrew Schwartz, neurobiólogo de
Pittsburgh. "No se trata sólo de extender el brazo y coger algo en forma
burda. Queremos que puedan usar los dedos en los que hemos trabajado tan arduamente".
Hemmes estaba probando
si un nuevo tipo de microtransistor podía permitir un movimiento del brazo en
tres dimensiones. Sorprendió a los investigadores cuando con su mente impulsó
el brazo robótico para chocar la palma con la de un científico, y luego para frotarla
con la de su novia.
"Fue
sorprendente", afirmó el doctor Michael Boninger, director de
rehabilitación en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
"Interactuar con un ser humano de esa forma... este es el principio".
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