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SINC) El petróleo se acaba y la demanda energética sigue creciendo cada día.
Por ello se buscan nuevas fuentes económicamente viables. Según los expertos,
una de las más firmes candidatas para sustituir a los recursos fósiles son las
algas.
"Las algas
marrones pueden ser una de las fuentes de biomasa para la producción de
combustibles renovables y químicos más sostenibles medioambientalmente",
afirma a Yasuo Yoshikuni del Bio Architecture Lab (BAL). Yoshikuni forma parte
del grupo que ha diseñado una bacteria capaz de metabolizar todos los azúcares
del alga marina y obtener mayor rendimiento en el proceso.
Algas marrones |
El equipo del BAL, que
publica sus resultados en Science, se basa en dos argumentos para defender este
recurso: las algas tienen un contenido muy alto de azúcar y su cultivo no resta
agua ni tierra a las cosechas de comida. "La acuicultura a gran escala es
benigna con el medioambiente", asegura Yoshikuni.
Pese a todas las
ventajas, hasta ahora no se ha conseguido que esta fuente sea rentable.
"La tecnología actual no ha sido capaz de metabolizar todos los azúcares
contenidos en el alga", explica el investigador. "Esto hace que los
biocombustibles y los químicos producidos no sean competitivos, respecto a los
costes, con los de origen fósil".
Según los
investigadores, el principal problema es la falta de microorganismos manejables
que puedan metabolizar polisacáridos del alginato, la sustancia química obtenida
del alga. En respuesta a esto, el equipo ha diseñado su propio microbio.
"Hemos desarrollado la única plataforma capaz de fermentar prácticamente
todos los azúcares de las algas", informa Yoshikuni.
INGENIERÍA
GENÉTICA
"Las algas tienen
una mezcla de polímeros de azúcar complejos que apenas se encuentran en la
biomasa terrestre. Para que se conviertan en una materia prima competitiva hace
falta tecnología capaz de metabolizar todos esos azúcares", expone
Yoshikuni.
Con este fin, el equipo
del BAL ha modificado el ADN de la bacteria E. Coli de manera que codifique las
enzimas necesarias para transportar y metabolizar el alginato. Lo han integrado
en el genoma del microorganismo y así han generado una plataforma que puede
degradar, captar y metabolizar el ácido.
A partir del ácido, la
bacteria sintetiza etanol a través un proceso que ya se utiliza. "La
diferencia es que se consigue metabolizar el equivalente al 80% del rendimiento
máximo teórico del azúcar contenido en el alga", señalan en el artículo.
Pero todavía faltan
mejoras en este desarrollo. "Son necesarias innovaciones en las encimas
secretadas que digieren el azúcar, también en las proteínas de membrana que
transportan los oligosacáridos y en los procesos metabólicos que fermentan los
azúcares y los convierten en combustibles renovables y químicos", advierte
Yoshikuni.
ALGAS
MACROSCÓPICAS
En el este proyecto se
utilizaron macroalgas de la especie kombu (Saccharina japonica), que es la más
abundante y extendida en todo el mundo. "Tiene propiedades claves para
convertirse en una excelente materia prima: no requiere terrenos cultivables,
ni fertilizantes, ni agua dulce, y además reduce mucho la emisión de CO2",
aseguran en el artículo.
La mayoría de los
estudios se realizan con algas microscópicas, debido a su menor complejidad
estructural, mayor ritmo de crecimiento y alto contenido en aceite. Sin
embargo, la mayor disponibilidad de macroalgas hace que algunas investigaciones
opten por estos organismos.
BAL ya está
construyendo la instalación piloto en Chile para mostrar con más precisión el
coste total de proceso a gran escala. Las operaciones comenzarán en julio.
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