Según Marshall McLuhan, el genial visionario de la sociedad de la información, cualquier tecnología es una extensión de nuestro cuerpo
¿Conectados a una moda o a una necesidad?
SIC. Fuente El Comercio.com.pe
Aunque la mayoría de gente parece desarrollar una adicción al Blackberry, para los jóvenes es el iPhone el aparato insignia del progreso tecnológico.
¿Será que ya no podemos vivir sin tecnología? ¿Será que cada vez dependemos más de ella? Muchos no pueden pasar un día tranquilos si olvidan el celular en casa; el hecho de pensar que hay gente que podría estar tratando de comunicarse con ellos los vuelve locos.
Según Marshall McLuhan, el genial visionario de la sociedad de la información, cualquier tecnología es una extensión de nuestro cuerpo. Tal vez por eso adquirir el último “gadget” (o juguete electrónico) va más allá de una simple curiosidad o monería.Para Luis Wong (20), autor del blog Geek Games, existe una clara dependencia: “Los celulares 3G y las prácticas netbooks de reducido tamaño nos permiten estar conectados en todo momento. Estar al tanto del correo electrónico y de los últimos “tweets” es algo que tratamos de hacer siempre por la importancia que pueden tener los mensajes”.
Arturo Goga (26), considerado uno de los jóvenes más capos en temas de tecnología en el Perú, pasa unas siete horas diarias administrando su blog. Para él —que se compró un iPhone antes de que el aparato llegara al país— la tecnología está directamente relacionada con la necesidad del ser humano de estar conectado socialmente. “Cada producto tecnológico busca que las personas estén conectadas, con quien sea y donde sea”, asegura.
Según un estudio de Apoyo, Opinión y Mercado del 2008, el 61% de los jóvenes usa el Messenger para comunicarse con sus amigos. Curiosamente, solo el 28% lo usa todos los días, a pesar de que más del 70% tiene un celular que bien podría usar con esa misma finalidad.
Por otro lado, una reciente encuesta de Telefónica a los usuarios más jóvenes reveló que para un 77% de ellos “no pasaría nada” si se quedaran dos semanas sin celular. Eso tendría una explicación: para ellos, un celular no representa una nueva tecnología, pues nacieron con ella. Para ellos el iPod, por ejemplo, es mucho más imprescindible.
Si bien algunos desarrollan una mayor capacidad y una relación especial con los avances tecnológicos, no hay que ser un “geek” (persona fascinada por la tecnología y la informática, con un estilo de vida casi circunscrito a Internet) o un “techie” (el primero en adoptar nuevas tecnologías) para darse cuenta de que casi todo lo que hacemos depende de la tecnología.
Con los años, ha aumentado la cantidad de jóvenes que tienen iPod, MP3 y MP4. El mencionado estudio de Apoyo muestra que el 21% posee alguno de estos aparatos. Lo mismo sucede con el Play Station, Xbox, Nintendo y Wii, artefactos básicos para más del 10% de jóvenes.
Por otro lado, en los últimos cinco años el panorama de la web cambió: se pusieron de moda los blogs y las redes sociales, creció You Tube y el Twitter se convirtió en uno de los más populares servicios de comunicación instantánea.
Seguiremos siendo tan dependientes de la tecnología? Arturo Goga dice que lo somos desde hace años. “Mira alrededor: horno microondas, televisor, calefacción, aire acondicionado, el teléfono. Todos son producto de la evolución tecnológica que cada año sigue avanzando en velocidad y utilidad. La tecnología avanza de modo vertiginoso. La pregunta, simplemente, es si la mayoría podrá adaptarse”.
HABLA
Enamorada de mi iPod
No tengo un iPod Touch, pero cuando salió me volví loca por él y me consumí de envidia cuando mi mejor amiga se lo compró. Si te gusta lo bueno, es obvio que por sonido, capacidad y diseño buscarás un iPod. Voy a todos lados con mi iPod Classic. También me gusta tener un celular decente (con reproductor de música, video, fotos, Internet, juegos, Bluetooth, memoria externa y mucha capacidad), delgado y con un diseño mostro. Puedo ser candidata a quedarme sorda muy joven. He tenido radios portátiles personales, innumerables discman, pero cuando salió la tecnología MP3 se abrió un mundo más personal: ya no tenía que llevar miles de discos en mi mochila.
Pero lo que desencadenó mi búsqueda por cambiar cada vez más rápido de tecnología fue una lucha con un amigo de la universidad. Cuando vio mi MP3 de 128 MB, se compró uno igual, pero tenía radio y me sacaba cachita con eso. El mío me lo robaron y pude comprarme uno mejor: con más capacidad y grabador de voz. Tenía un diseño chévere y no necesitaba pilas. Creí que nuestra lucha había terminado cuando un día me enrostró su iPod Video de 30 GB blanco. Unos meses después yo tenía mi propio IPod Classic.
Pero tuvo que aparecer el iPhone de Apple y me fregó el cerebro. Reúne todo lo que me gusta: es supertecnológico, es un iPod Touch con cámara y suena sin audífonos, además recibe y hace llamadas; también se pueden ver videos, chatear, jugar, tener Internet y otras aplicaciones más. Ahora tengo uno de 16 GB. Es mi nuevo engreído, pero aún mi iPod tiene un lugar especial. No puedo venderlo. Próximamente espero comprarme una Macbook Pro. Creo que realmente me vuelvo loca por Apple.
LISETTE LUGO. PUBLICISTA
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