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jueves, 22 de abril de 2010

En 1927 Iberia lanzó su primera ruta, Madrid-Barcelona La semana en la que Europa retrocedió noventa años


En 1927 el rey Alfonso XIII asistía a la misa con la que se inauguró el primer vuelo comercial de Iberia: Madrid-Barcelona


  • En 1919 se inauguró la línea Londres-París, la primera regular en Europa
  • Durante décadas, viajar en avión estuvo reservado a las clases altas
  • En 1927, el billete Madrid-Barcelona costaba 5 veces más que el tren
  • La proliferación de líneas 'low cost' en los noventa 'democratizó' volar
La cara de sorpresa de los viajeros cuando el pasado jueves supieron que la erupción de un volcán en Islandia les impediría volar no debió ser nada comparada con el asombro de los primeros europeos que tomaron un avión. Y es que, aunque ahora nos parezca imprescindible volar, hasta hace pocas décadas los altos precios de los billetes hacían que este medio de transporte sólo estuviera al alcance de las clases más pudientes y no era tan extraño embarcarse en largos viajes en tren o automóvil para recorrer Europa, la única alternativa estos días para los miles de ciudadanos atrapados en los aeropuertos europeos.
En 1927 el rey Alfonso XIII asistía a la misa con la que se inauguró el primer vuelo comercial de Iberia: Madrid-Barcelona
Corría el año 1919 cuando la empresa Air Transport Ltd, que más tarde se convertiría en British Airways, inauguraba la primera línea regular internacional de pasajeros, Londres-París. El pasado jueves, miles de pasajeros que se disponían a hacer ese mismo trayecto, uno de las más populares en Europa, se encontraron de forma inesperada en la misma situación que los pasajeros de hace un siglo: para llegar a su destino tendrían que hacer un periplo por tierra y mar durante decenas de horas en lugar de la hora y media habitual en avión.
Los alemanes, grandes afectados por la erupción del volcán Eyjafjalla, también establecieron su primera ruta aérea interna en 1919. Los españoles tuvieron que esperar aún algunos años para experimentar lo que era volar a la altura de las nubes. El 14 de diciembre de 1927, el rey Alfonso XIII asistía a la misa con la que se inauguró el primer vuelo comercial de Iberia.

Asientos de mimbre

Los aviones trimotores Rohrbach Roland con los que empezó a operar la compañía española disponían de lavabos pero tenían muy poco que ver con los de ahora. Los diez pasajeros que cabían en cada avión viajaban en asientos de mimbre. Había espacio para dos tripulantes, equipaje y carga. Sólo alcanzaban una velocidad máxima de 205 kilómetros por hora por lo que el trayecto entre Madrid y Barcelona duraba unas tres horas. Además, apenas había sistemas de navegación así que la preparación del piloto era crucial para la seguridad del vuelo. Para llenar el depósito de un avión hacía falta una decena de bidones de gasolina y una bomba que se accionaba manualmente.
Publicidad de Iberia en 1960
Publicidad de Iberia en 1960
Los privilegiados que montaron en estos primeros aviones de Iberiapagaban 125 pesetas por el vuelo entre Madrid y Barcelona, una cantidad que no estaba al alcance de cualquiera y que suponía cinco veces más que el trayecto más económico en tren (el billete en primera costaba 55 pesetas, 41 en 2ª y 26 pesetas en 3ª). Para hacernos una idea de los precios, en aquella época una barra de pan costaba unos cinco céntimos de peseta, un periódico 10 céntimos y un par de zapatos unas 20 pesetas.
Dos años más tarde, en 1929, se inauguró la línea Madrid-Sevilla, con un precio de 100 pesetas y escasa expectación: en el primer vuelo sólo viajó un pasajero indio.
La primera ruta europea fue Madrid-Lisboa y se implantó en 1939. Al acabar la II Guerra Mundial, Iberia dio el salto a América del Sur y comenzó a volar a Buenos Aires, convirtiéndose en la primera compañía que establecía una ruta aérea entre Europa y Sudamérica tras la contienda. Para llegar a la capital argentina había que hacer escalas en Villa Cisneros, Natal y Río de Janeiro.

Largos viajes en tren y barco

A partir de los años cincuenta las aerolíneas se multiplicaron y viajar fue cada vez más fácil aunque muchos europeos sólo volaron con la imaginación gracias al cine. La mayor parte de la población seguía utilizando el tren para viajar por Europa y los grandes barcos para cruzar el Atlántico. Los trayectos podían llegar a durar muchos días y eran toda una aventura.
El billete de avión entre Madrid y Barcelona costaba 125 pesetas, cinco veces más que el trayecto más barato en tren.
En los noventa, la proliferación de compañías aéreas de bajo coste('low cost') 'democratizó' este sistema de transporte. Y no sólo por sus bajos precios. La fuerte competencia obligó a las compañías tradicionales a ajustar sus tarifas para hacer frente a la pérdida de pasajeros.
Aunque en Air Berlin fue la primera, la irlandesa Ryanair ha sido posiblemente la que más ha influido en la revolución de la aviación civil. Fundada en 1985, el billete para su primera ruta (Dublín-Londres) costaba la mitad que un vuelo convencional. Las reticencias iniciales de los pasajeros fueron desvaneciéndose poco a poco y el sistema se exportó con éxito al resto de Europa a finales de los años noventa. En 1995 nació Easyjet, multiplicando las rutas de bajo coste en aeropuertos alejados de las ciudades.
Sin embargo, pese a que volar ahora es a veces más barato que otros transportes más lentos, aún quedan viajeros a los que les gusta disfrutar del trayecto y no ven mayor problema en embarcarse en un largo viaje en tren para recorrer Europa. Lo mismo que tendrán que seguir haciendo miles de personas hasta que el volcán Eyjafjalla dé una tregua y permita que el espacio aéreo europeo vuelva a la normalidad.

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