Con una visión futurista, el Fab Lab permitirá, por ejemplo, que un joven pueda fabricar su propia patineta personalizada y a su medida, en lugar de comprarla ya hecha. Para ello solo tendrá que conseguir los insumos, pues las máquinas programadas digitalmente harán el resto.
Las plataformas del Fab Lab establecen fábricas de soluciones e incluso de máquinas, apoyándose al máximo en la utilización de la materia prima y elementos que se pueden conseguir en el ámbito y entorno local, como la madera, el yeso, el plástico, entre otros.
Lograr este procedimiento autosuficiente requiere dotar al laboratorio de maquinaria sofisticada operada por controles numéricos y equipamiento específico manejado de manera digital, tales como cortadora láser, fresadora de tres ejes, torno, impresora 3D en resina, etc.
Con esta maquinaria se permite la construcción de prototipos y modelos a escala real y la fabricación de objetos tan sencillos como sillas o muebles, componentes industriales y formas complejas usadas en la arquitectura y en la construcción, expresó.
Guallart sostuvo que las empresas aspiran a que el público compre los objetos que ellas fabrican, y no lo que la población realmente desea comprar. En cambio, con el Fab Lab, el consumidor creará su propio objeto personalizado al no encontrarlo en la producción masiva.
De esta manera, explicó el especialista, las poblaciones podrán aprovechar la tecnología moderna para crear objetos cotidianos diversos, modificar frutos y vegetales, así como fabricar paneles de energía en un taller que antes estaba limitado a la industria y la creación en masa.
Haciendo una comparación con anteriores décadas, la única forma de obtener un texto impreso en un papel era acudiendo a una gran imprenta. En cambio, hoy con el avance tecnológico, se puede obtener ese mismo pedazo de papel impreso en casa o en la oficina, refirió Guallart.
“Estos laboratorios tratan de diseminar en el mundo el potencial de producir cosas que antes solo era posible hacerlas en la gran industria y la fabricación masiva. Los cambios que nos traen las tecnologías de la información están llegando a la producción del mundo físico”, dijo.
Si bien los Fab Labs aún no pueden competir con la producción en masa y sus economías asociadas a la industria y distribución globales, sí poseen el potencial de dotar a las personas del poder para fabricar objetos inteligentes para sí mismas y adaptarlos a sus necesidades.
Durante su exposición en el auditorio de la Facultad de Arquitectura de la UNI, el experto detalló que la finalidad de este proyecto es crear una plataforma para la investigación y el desarrollo de los procesos de manufactura y automatización de la producción a menor escala.
“Actualmente existe tecnología y maquinaria al alcance de la mano de cualquier particular para la producción de objetos, tecnologías y prototipos que antes estaban reservados al ámbito industrial. Lo importante es la decisión humana de que esto ocurra”, manifestó Guallart.
Así, mencionó que la aplicación de dichos procesos podría desarrollarse en pequeñas industrias o comercios para acercar la producción y la fabricación personal a la sociedad, utilizando inclusive componentes electrónicos en las nuevas creaciones.
Los diversos laboratorios que en el mundo utilizan maquinas similares, trabajan con código abierto, de forma que pueden compartir sus desarrollos orientados a resolver las cuestiones que más les interesan localmente, como fabricación de antenas de radios, depuradoras de agua, cualquier tipo de tecnología mobiliaria y hasta viviendas, agregó.
“Los Fab Labs no son la única solución para transformar las ciudades y hacerlas más habitables, pero permiten tener una visión diferente de la ciudad con autosuficiencia en la arquitectura y el urbanismo”, comentó.
Para llevar adelante el proyecto del Fab Lab, la UNI recibirá 300 mil euros de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que serán destinados a la infraestructura, equipamiento y mantenimiento del moderno laboratorio.
“Se decidió apostar por Lima por sus condiciones sociales, culturales y económicas, y porque es una ciudad al lado del mar, que tiene diferencias de altura, gran población y condiciones adecuadas para el proyecto”, anotó el arquitecto español, de visita en la capital.
La implementación del Fab Lab en la UNI coincide con los 100 años de vida institucional de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de esa casa de estudios, pues antes esta era solo una sección de arquitectos constructores en su antigua escuela de ingenieros.
De acuerdo con el decano de dicha facultad, Luis Delgado Galimberti, aún falta definir el espacio exacto donde se levantará el menciono taller, pero aseguró que este de todas maneras estará ubicado dentro de su facultad.
Entre algunos países que cuentan con los Fab Labs, laboratorios creados por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, están Holanda, España, Noruega, Sudáfrica, y muchos otros con un considerable éxito.
(FIN) MVF/LZD
No hay comentarios:
Publicar un comentario