Contiene valiosas muestras
La sonda 'kamikaze' Hayabusa que la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón cree que contiene las primeras muestras de un asteroide, ha impactado este domingo en el desierto australiano de Woomera tras recorrer unos 4.000 millones de kilómetros durante una histórica odisea de siete años.
Las autoridades de esa zona reservada a la población aborigen de Australia Meridional, científicos japoneses y de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) y el Ministerio de Defensa, coordinaron los preparativos para el impacto, que se produjo hacia las 14.11 GMT.
La cápsula, de 17 kilos de peso, entró en la atmósfera a las 13.51 GMT, unas tres horas después de que se desprendiera de la nave nodriza, indicó Makoto Miwada, portavoz de la agencia aeroespacial japonesa.
Las imágenes de vídeo mostraron a la cápsula convertida en una incandescente bola de fuego que se precipitaba a una velocidad de unos 12.000 metros por segundo.
El regreso a la Tierra de Hayabusa fue dirigido por un equipo de expertos de la agencia aeroespacial japonesa y de la NASA con la información recibida a través de antenas ubicadas en el desierto de Mojave, en California (EEUU), otra cerca de Madrid (España) y de la situada a las afueras de Camberra (Australia).
Un centenar de representantes de la agencia aeroespacial japonesa y miembros del equipo australiano de rescate, apoyados por vehículos todoterreno y helicópteros, aguardaron la caída del contenedor espacial en una base militar de Woomera.
Ha caído junto a lugares sagrados aborígenes
Varios líderes de la comunidad aborigen acompañan al equipo de expertos durante el rastreo para localizar el contenedor y asegurarse así de que las tareas de búsqueda no causarán daños a los lugares sagrados ancestrales esparcidos por la zona.
Una vez localizado en esta zona prohibida del desierto que es también escenario de pruebas de armamento, y siguiendo el protocolo de seguridad y esterilización, los expertos aguardarán un tiempo hasta retirar el contenedor en un helicóptero, para después transportarlo en un avión hasta el centro de desarrollo experimental de cohetes y satélites en Sagamihara, a las afueras de Tokio, donde un equipo internacional de científicos lo analizarán.
Hace cinco años el satélite se posó con su nave nodriza en el asteroide Itokawa, de unos 540 metros de largo, que órbita la Tierra.
El Hayabusa (Halcón peregrino), un proyecto al que se ha destinado un presupuesto que roza los 130 millones de dólares (107 millones de euros), fue lanzado en mayo de 2003 desde el centro espacial de Uchinoura, en Japón, con la misión de investigar diversas tecnologías de ingeniería diseñada para la recogida de muestras planetarias y traerlas a la Tierra a fin de estudiarlas.
Los científicos de la agencia aeroespacial japonesa y de la NASA confían en que obtendrán importante información para el desarrollo de la propulsión eléctrica y la navegación autónoma, además de la que aporte el examen de la cápsula y de las muestras del asteroide que esperan que contenga.
"Hayabusa será la primera misión espacial en la que se ha tenido contacto físico con un asteroide y luego regresa a la Tierra", dijo Tommy Thompson, responsable de cooperación de la NASA en el proyecto emprendido por la agencia japonesa.
Hayabusa se posó medio ahora sobre el asteroide
El satélite Hayabusa, de 510 kilos de peso y equipado con cuatro motores de xenón, realizó observaciones científicas durante dos mesessobre la composición mineral, altitud y reflejo de la luz solar en Itokawa, hasta que en noviembre de 2005 se posó sobre el asteroide, en cuya superficie permaneció una media hora.
Esta era la segunda vez que un satélite se posaba sobre un asteroide. La primera fue en febrero de 2001 y fue protagonizada por un artefacto de la NASA en Eros, aunque ésta es la primera ocasión en la que se intenta traer muestras de su superficie a la Tierra.
La misión del Hayabusa emprendió el regreso a la Tierra en enero de 2007, pero su vuelta se vio demorada por una sucesión de problemas técnicos, incluida la avería por abrasamiento de los paneles solares, lo que redujo considerablemente su capacidad para producir energía con la que alimentar los motores.
Antes de entrar en la órbita de la Tierra, el contenedor dejó atrás a la nave con la mayor parte de las partículas de polvo del asteroide.
La cápsula, cuyos últimos 200 kilómetros fueron filmados con cámaras espectográficas desde varias posiciones en tierra firme y también desde aviones Douglas DC-8 especialmente equipados, fue diseñada para resistir temperaturas de hasta 3.000 grados centígrados.
En el caso de que el contenedor contenga las esperadas muestras, los científicos calculan que para determinar sus características primarias será necesario un año de continua investigación.
El examen de esas pequeñas partículas pueden ayudar a desentrañar detalles de la historia del sistema solar e interrogantes sobre la formación de los planetas hace más de 4.500 millones de años.
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