- Más de la mitad de los nacidos desde el 2000 en países ricos superarán los 100 años
- Aunque aumentan las patologías crónicas, éstas no limitan tanto la vida
Niños jugando en el patio del colegio. (Foto: Diego Sinova)
MADRID.- Para nuestros antepasados, vivir más de 100 años era un hecho excepcional, casi de ciencia ficción. Para la generación del 2000 será la norma. Según un estudio en 30 países desarrollados, incluido España, si la esperanza de vida sigue evolucionando al mismo ritmo que lo ha hecho durante el siglo XX, más del 50% de los bebés nacidos desde el año 2000 podrán celebrar su centenario sin muchas complicaciones. Porque no sólo vivirán más, sino que también vivirán mejor.
La buena noticia la da un equipo de investigadores de la Universidad de Dinamarca y del Instituto Max Planck de Alemania en la revista 'The Lancet'. Su análisis de distintos factores sociodemográficos y sanitarios les permite afirmar que, incluso si las condiciones de salud de la población no mejoraran durante este siglo, tres cuartas partes de los bebés de hoy día vivirán más allá de los 75 años.
Y aún hay más. La antes inalcanzable meta de los 100 años no es el tope al que puede llegar un individuo. "El incremento lineal en la esperanza de vida observado durante los últimos 165 años indica que no hay, de momento, límite a la vista para la duración de la vida de una persona", escriben los autores. Tanto aumenta la esperanza de vida que los expertos en demografía ya no hablan sólo de tercera edad sino que han añadido una cuarta edad para definir a aquellos mayores de 80 años.
Al mismo tiempo que aumenta el número de años que vive la gente, desciende la mortalidad. Si en 1950 la probabilidad de supervivencia de una persona octogenaria era del 15%-16% para las mujeres y del 12% para los hombres, hoy estas cifras son del 37% y el 25%, respectivamente.
En general, todos los países estudiados están envejeciendo. La pregunta que se hacen los investigadores es si este aumento de años vividos va unido a una peor calidad de vida o no. Y, aunque el debate sigue abierto, los investigadores ya tienen algunas conclusiones. Así, han visto que "aumentan las enfermedades crónicas a medida que se cumplen años, pero paradójicamente, la funcionalidad y el día a día de los afectados no empeora. Esta contradicción se explica, en parte, por la mejora en el diagnóstico precoz y en los tratamientos".
Cáncer y enfermedades cardiovasculares
Entre los trastornos que serán habituales en esta nueva 'cuarta edad', el trabajo cita las enfermedades del corazón, la artritis, la diabetes, algunas patologías respiratorias y ciertos tumores como el de próstata, el de pulmón, el de mama, el colorrectal y los melanomas. Sin embargo, el mejor control de estas enfermedades en los últimos años permite a los pacientes llevar una vida más o menos normal.
La mayoría de los estudios indican que a los menores de 85 años estos trastornos no les limitan en exceso en su día a día, aunque la situación está menos clara en el caso de los nonagenarios. Por sexo, aunque las mujeres viven más que los hombres, lo hacen en peores condiciones que ellos al final de la vida.
¿Cómo afecta este envejecimiento a la sociedad? "Evidentemente esta población, que ya no trabaja para la sociedad, tendrá un impacto negativo para la economía de los países", dicen los autores. Una de las propuestas para tratar de paliar esta situación es que los individuos de 60 y 70 años que están en buenas condiciones sigan en activo y, de paso, que el resto de trabajadores puedan reducir su jornada laboral, algo que también será beneficioso para su salud.
"Si el siglo XX ha sido el de la redistribución de la riqueza, el siglo XXI debería ser el de laredistribución del trabajo en más franjas de edad", concluyen.
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