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12 de enero de 2010.- Mientras escribo veo nevar 'copiosamente', al tiempo que por los gadget de mi PC no dejan de entrar noticias sobre frío y lluvias, y en Granada muere de pánico una mujer al ver cómo se inundaba su casa. El espacio del tiempo de la 'tele' es el más atendido, y el canal 'meteo' de los más vistos.
El clima copa las portadas de los diarios y nos mantienen asustados en alertas rojas, naranjas o amarillas. Al socaire tiembla el orbe aterido por amenazas terroristas y económicas. No es extraño que el clima ocupe nuestras mentes azoradas por el ambiente helado de la crisis. En casa nos sentimos aturdidos y fuera hace horrible. Menos mal que las tiendas de rebajas se mantienen calentitas.
Se veía venir, tarde o temprano alguien tendría que decirlo, y por fin saltó la noticia: "El cambio climático afectará a la salud mental". Ha sido justo al acabar la cumbre climática de Copenhague, procedente del prestigioso Kings's College y ampliamente reproducido en prensa.
Dos doctoras expertas en psiquiatría y psicología social, Lisa A. Page y Louise M. Howard, aseguran que en los próximos años aumentarán mucho los trastornos mentales, tanto los de nueva aparición, como las reagudizaciones y recaídas de los ya existentes.
Para sustentar sus opiniones se apoyan en diversos estudios epidemiológicos serios, que sugieren que en las próximas décadas se esperan tantos desastres naturales, económicos, sociales etc., como consecuencia del cambio climático y las amenazas ambientales, que eso acabará afectando a la mente de los ciudadanos en forma de depresiones, trastornos postraumáticos, enfermedades psicosomáticas, etc.
De hecho, en las últimas décadas se viene advirtiendo en el mundo un aumento lento pero constante de los trastornos mentales relacionados con el estrés, el estilo de vida, la pérdida de apoyos sociales y emocionales, las adicciones comportamentales, etc. Por otra parte las expertas aducen que en tiempo de crisis, la atención a las poblaciones más desfavorecidas, como son los enfermos mentales, suele ser de las que más se resienten. Ya se sabe, a perro flaco...
Finalmente las expertas aseguran que hay otras personas que tolerarán tan mal los cambios climáticos que enfermaran del cuerpo y de la mente al tiempo: ancianos, enfermos crónicos, asmáticos, cardiópatas... Muchos enfermarán gravemente o morirán, y a su alrededor se acumularan penas y duelos, y muchos otros tratarán de aliviarse las penas con las drogas de siempre u otras nuevas, y algunos desesperados acabarán por suicidarse. En fin, para qué seguir.El panorama que se vaticina no se parece nada al paisaje blanco alegría que contemplo por mi ventana. Más bien estaría entre el negro humo apocalíptico y el gris ceniza post-atómico.
Pero, ¿todo eso es cierto?, ¿hasta qué punto debemos creerlo y asustarnos? Lo que auguran las expertas parece razonable, pero demostrado no lo está, y ellas no tienen un primo profeta. Ahora bien la advertencia está hecha, conviene atenderla y cobijarse, no sea que nos pille desprovistos y muramos ateridos o sofocados, además de deprimidos, lo cual no tendría ninguna gracia.
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