«Ahora podemos trabajar por fin con una mayor apertura y con una libertad imprescindible para que avance la ciencia», admite Shindell, que considera que el viaje de Obama a Copenhague es un signo alentador: "La pregunta no es ya '¿debemos hacer algo?' sino '¿cuánto debemos hacer?' (...) Aunque en Europa no lo parezca, hemos avanzado mucho en 10 meses", concluye.
Arrecia la tormenta contra los científicos en vísperas de la cumbre de Copenhague. Drew Shindell, climatólogo del Instituto Goddard de la NASA, capea el temporal aferrándose a la evidencia: "La última década ha sidola más calurosa de la que tenemos constancia... Posiblemente la más calurosa en los últimos 1.000 años".
Shindell, que acaba de alcanzar una gran notoriedad mundial con su estudio sobre los otros gases que contribuyen al cambio climático aparte del CO2, sostiene que estamos ante "un intento irrisorio de negar la ciencia". "Creo que todo esto representa lo desesperados que están ciertos sectores de la sociedad, ahora que parece que por fin se va hacer algo para combatir el problema", asegura el experto de la NASA.
"No hay nada de sustancia en los e-mails pirateados en Inglaterra", afirma el climatólogo norteamericano. "En mi opinión, todo este asunto refleja la facilidad con la que los escépticos del clima pueden manipular a los medios, que prestan más atención a este tipo de historias que a la evidencia: los glaciares se están derritiendo, el hielo está desapareciendo en el Ártico, los niveles del mar están subiendo, los ecosistemas se están desplazando".
Opina Shindell que "la credibilidad de los científicos no debería verse afectada" por el impacto mediático, aunque admite que el auténtico problema será precisamente la credibilidad que la opinión pública llegue a dar a lo que ya se ha bautizado en EEUU como el 'Climagate', en alusión al caso Watergate que terminó con el presidente Nixon.
Fenómeno complejo
En las paredes del Instituto Goddard de la NASA en Nueva York, y en las pantallas de los estudiosos del cambio climático en medio mundo, puede verse la irregular pero irrebatible progresión de las temperaturas en los últimos 30 años, a razón de 0,18º C por década (14,01ºC en los años 70; 14,59ºC en la medición provisional de los primeros años del siglo XXI).
"Los escépticos sostienen que no ha vuelto a haber un año tan cálido como 1998, cuando sufrimos temperaturas muy altas por los efectos de El Niño, y que en los dos últimos años se ha producido incluso un enfriamiento", dice Drew Shindell. "Pero no reparan en las tendencias a largo plazo, que son las que al final importan y tienen un efecto duradero en los cambios que se están produciendo en el planeta".
"El cambio climático no es un problema en blanco y negro, sino un fenómeno muy complejo que se está produciendo y que aún no conocemos a fondo", reconoce Shindell. En su opinión, sin embargo, la contribución humana al cambio climático sigue "inalterable".
Shindell coincide con las conclusiones del Comité Intergubernamental de la ONU, se remite a los datos recabados por otras instituciones científicas que estudian la evolución del clima y recuerda cómo en la NASA se trabajó en un ambiente de intimidación durante la era Bush (su propio jefe, James Hansen, fue censurado).
«Ahora podemos trabajar por fin con una mayor apertura y con una libertad imprescindible para que avance la ciencia», admite Shindell, que considera que el viaje de Obama a Copenhague es un signo alentador: "La pregunta no es ya '¿debemos hacer algo?' sino '¿cuánto debemos hacer?' (...) Aunque en Europa no lo parezca, hemos avanzado mucho en 10 meses", concluye.
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