Se diagnostican unos 18.800 nuevos casos al año
- Una mutación en el gen EGFR determina la respuesta a un fármaco ya disponible
- Los pacientes con esta alteración logran respuestas tres veces superiores a lo habitual
- El gen está mutado más frecuentemente en mujeres, asiáticos y no fumadores
MADRID.- Una de las principales revistas de medicina, 'The New England Journal of Medicine' (NEJM), trae esta semana dos noticias para los españoles; una buena y otra mala. La buena es que un grupo de oncólogos patrios dedicados casi en exclusiva al cáncer de pulmón ha confirmado que un análisis genético permite elegir a los pacientes candidatos a un tipo de tratamiento. La mala nueva es que el test no está disponible en todos los hospitales españoles.
La publicación de esta semana, firmada por los principales miembros del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), encabezados por Rafael Rosell, despeja cualquier duda que aún pudiese quedar en las consultas de oncología sobre la relación entre una mutación (en el gen EGFR) y la respuesta de estos pacientes a un fármaco ya disponible en las farmacias de los hospitales, erlotinib (comercializado como Tarceva por su fabricante, Roche).
La pega es que, hoy por hoy, no todos los hospitales españoles disponen de los medios ni el personal necesario para analizar de rutina la mutación en EGFR y decidir el mejor tratamiento para sus pacientes con cáncer de pulmón (una enfermedad de la que se diagnostican unos 18.800 nuevos casos al año). Ese análisis se viene realizando desde 2005, gratuita y altruistamente, en los laboratorios del Instituto Catalán de Oncología (ICO), donde se analizan las mutaciones de pacientes de toda España remitidos por sus oncólogos. Los resultados suelen estar listos en una media de siete días.
Gracias a esa colaboración entre especialistas de toda España, dispuestos a remitir las muestras de sus pacientes a otro centro, ha sido posible reunir los datos de 2.105 tumores de pulmón de células no pequeñas diagnosticados en 129 centros de todo el país entre 2005 y 2008. De ellos, como explica el doctor Miquel Tarón, jefe de Laboratorio en el servicio de Oncología Médica del ICO, 350 (un 16,6%) tenían una mutación en el receptor del factor del crecimiento epidermoide (EGFR). Esta circunstancia hace que la célula sea especialmente sensible a la acción de fármacosinhibidores de la tirosinquinasa, como es el caso de erlotinib o gefitinib (Iressa), que atacan la misma diana. La alteración es más frecuente en mujeres, no fumadores, quienes padecen un adenocarcinoma (un subtipo de cáncer pulmonar) o la población asiática.
Un año más de supervivencia que con 'quimio'
La mutación es más frecuente en las mujeres, los no fumadores y los asiáticos
Como ya se había apuntado en trabajos anteriores, la investigación española confirma que quienes portaban la mutación respondieron al medicamento muy por encima de lo que se hubiese esperado con la quimioterapia estándar. De hecho, el grupo tratado (217 pacientes) tardó una media de 14 meses en experimentar una recaída, cuando esta cifra no supera los cinco meses en un paciente con cáncer de pulmón avanzado después de recibir el tratamiento estándar. "Su supervivencia media global rondó los 27 meses, es decir, casi tres veces más que los 10 u 11 meses de media que podemos esperar en esta enfermedad", señala el investigador catalán.
"Este trabajo contribuye a definir con claridad un subgrupo diferente de cáncer de pulmón, una enfermedad específica, con un mecanismo de acción diferente y una alternativa de tratamiento que ofrece respuestas inhabituales para este tumor", resume por su parte el doctor Bertomeu Massuti, jefe de la Sección de Oncología Médica del Hospital General de Alicante. Y aunque se ha visto que la mutación es más frecuente en mujeres, no fumadores o asiáticos, aclara, no vale con asumir que por sus características clínicas van a responder al fármaco anti-EGFR, "sino que es necesario hacer el análisis de la mutación. Porque una mujer asiática, con adenocarcinoma, pero que no tenga mutado EGFR, no va a responder al fármaco".
¿Están los hospitales españoles preparados para asumir las conclusiones de esta investigación? "Ésa es la pregunta del millón", reconoce el doctor Tarón, "el Ministerio de Sanidad, los hospitales, tendrán que tomar nota y ponerse las pilas". Desde el ICO, donde hoy por hoy se realiza el análisis, el jefe del laboratorio sospecha que hay dos posibles opciones: "Buscar centros de referencia a nivel nacional, o potenciar en los hospitales los kits diagnósticos y el personal necesario para analizar EGFR y otras mutaciones que también determinan la respuesta a los tratamientos [como Kras para cetuximab en cáncer de colon]".
Aunque es difícil hacer un cálculo exacto en este terreno, analizar si una muestra de tejido de un paciente tiene mutaciones en EGFR puede costar entre 300 y 600 euros, según el número de análisis, la automatización de las pruebas o la preparación del personal del laboratorio.
Los especialistas apuestan por crear centros de referencia para hacer este análisis en el futuro
"Un sistema público como el nuestro debería centralizarlo, porque no tiene mucho sentido que un hospital que ve dos mutaciones a la semana tenga toda la técnica", añade por su parte el doctor Massuti, cuyo servicio también remite rutinariamente sus muestras a Badalona. "El estudio demuestra que esto es factible y España es el país que mejor lo ha hecho, y de manera más amplia. Estas conclusiones son un argumento más para convencer a los oncólogos que aún puedan ser reticentes a hacer la determinación de la mutación".
El español no es el único trabajo alrededor de EGFR que ve la luz. Coincidiendo con su publicación, otro equipo de investigadores japoneses ha demostrado que otro antitumoral, Iressa (que también es un inhibidor de la tirosinquinasa), puede tener su hueco en un subgrupo de pacientes con la misma mutación. De hecho, todo indica que después de su precipitada retirada por culpa de los efectos secundarios que se descubrieron con su uso, la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) podría reconsiderar la aprobación de Iressa para tratar a pacientes con cáncer de pulmón con mutación en EGFR.
Como concluye Tarón, ambos trabajos deben suponer a partir de ahora un cambio en la práctica clínica, de manera que todos los pacientes con cáncer de pulmón sean analizados antes de decidir su tratamiento. "Y aunque es posible que se encuentren con algún oncólogo aún reacio, en España somos pioneros en esta materia".
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