- La molécula que evita la reprogramación celular es un importante agente antitumoral
- Tres de las investigaciones están firmadas por científicos españoles
Varias células en el momento de transformarse en iPS. La que tiene puntos rojos en su interior (que indican daño en el ADN) carece de p53. (Foto: María Blasco | CNIO)
MADRID.- Células pluripotenciales inducidas. Eso es lo que se obtiene gracias a la reprogramación celular, un proceso descubierto hace tan sólo tres años en el que se ha avanzado a un ritmo vertiginoso. Las iPS, como se las conoce, tienen capacidad para transformarse en todo tipo de tejidos, igual que las células madre embrionarias, pero la tasa de éxito de la reprogramación es muy baja. Varias investigaciones, publicadas de forma simultánea por la revista 'Nature', han descubierto que la molécula p53 (un agente antitumoral) es la culpable de la baja eficiencia de esta 'máquina del tiempo' celular.
Desde que en 2006 Shinya Yamanaka, científico de la Universidad de Kyoto (Japón), describiera cómoañadiendo cuatro factores a una célula de la piel ésta regresaba a un estadio semejante al embrionario, los conocimientos en este campo han aumentado mucho. Tanto, que hace unos días un equipo chino anunció el nacimiento de varios ratones a partir de estas células reprogramadas, conocidas como iPS, que están llamadas a ser la herramienta principal de la terapia celular.
Pero para que eso sea una realidad, los científicos deben resolver varios problemas. Uno de ellos, que está relacionado con estos cinco trabajos, es el de la baja eficiencia del proceso. La tasa de éxito de la reprogramación es, actualmente, inferior al 1%. En el periodo de dos semanas que transcurre desde que se ponen las células en cultivo (con los cuatro factores que permiten su reprogramación), algo sucede para que casi todas ellas mueran.
"La reprogramación celular es un proceso casi mágico", explica a elmundo.es María Blasco, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que firma uno de estos estudios. "Hasta ahora, no se sabía qué pasaba exactamente durante las dos semanas que dura", añade. El suyo, junto con los otros cuatro artículos, contribuye a empezar a entender cómo funciona esta 'máquina del tiempo'.
Una técnica 10 veces más eficaz
Hace unos meses, Blasco y su equipo descubrieron que cuando las células tenían dañado su ADN, la reprogramación fracasaba. Indagando en este fenómeno, centraron su atención en p53. El trabajo de esta molécula consiste en inducir la muerte de la célula cuando ésta presenta cualquier anomalía. Es uno de los mecanismos de nuestro organismo mejor estudiados para evitar los tumores.
Cuatro de los estudios publicados en 'Nature' analizan la relación de p53 con la reprogramación celular y todos llegan a la misma conclusión: la presencia de esta proteína limita el éxito de esta técnica. El quinto, dirigido por el también investigador del CNIO Manuel Serrano, se centra en el papel de otros dos supresores tumorales –cuya función es regular el trabajo de p53-, con idéntico resultado.
Cuando se silencia la acción de estas moléculas, ya sea de forma total, parcial, temporal o definitiva (cada equipo probó distintas formas de hacerlo), la tasa de conversión en iPS aumenta hasta 10 veces. Además, la supresión de p53 permitió prescindir de uno o dos de los factores de reprogramación. Este último punto es importante ya que de los cuatro factores que es necesario añadir a una célula adulta para reprogramarla (Oct, Sox2, Klf4 y c-Myc), dos de ellos son cancerígenos.
"Lograr reprogramar células con sólo dos factores es un avance porque al eliminar aquellos que producen cáncer la célula final tiene menos probabilidades de transformarse en una tumoral", explica a este medio Juan Carlos Izpisúa, investigador del Laboratorio de Expresión Genética del Instituto Salk, en La Jolla (California, EEUU), autor de uno de los trabajos.
Cáncer y reprogramación, dos procesos análogos
Silenciar p53 permite, por tanto, reprogramar células que tienen dañado el ADN. Las posibles aplicaciones de este hallazgo se centran, especialmente, "en la investigación", señala Blasco. "Es una herramienta útil para generar iPS a partir de pacientes con algunas enfermedades pero no para la regeneración de tejidos", añade.
Pero este descubrimiento abre una puerta más, al apoyar la hipótesis de que el proceso de reprogramación celular tiene similitudes con el tumoral. "La identificación de p53, que está implicado en la supresión de tumores, como una barrera para la reprogramación celular hace pensar que cáncer y diferenciación celular están relacionados", indica Izpisúa.
Varios trabajos describen cómo una célula, para volverse cancerígena, pierde primero algo de diferenciación, pasan a un estadio previo, para luego diferenciarse de forma aberrante. Algo similar a lo que los investigadores hacen de forma controlada en el laboratorio para obtener las iPS.
Estos trabajos indican que "los mismos genes que son importantes para prevenir el cáncer también lo son para prevenir la reprogramación", subraya Blasco. Existen otros datos que avalan esta hipótesis, como el hecho de que "las células tumorales tienen mucho daño en el ADN y que las reprogramadas sin p53 también", añade.
"Entender lo que sucede durante la reprogramación es muy importante para que podamos establecer la seguridad de las iPS, los controles de calidad que deben pasar, etc., antes de poder emplearlas en la clínica", explica la investigadora del CNIO. "Aunque falta mucho aún –señala Izpisúa- éste es un paso más hacía la célula segura".
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