El Gerente General de IBM de Colombia hace una reflexión sobre las necesidades en infraestructura que el país tiene para responder a las exigencias un mercado globalizado.
Se calcula que un tercio de la población mundial estará en Internet en el año 2010. Hoy, cuatro mil millones de personas tienen un celular en el mundo, y muchos de ellos empiezan a disfrutar de la Web en su teléfono. En Colombia, según cifras de la CRT, durante el primer trimestre del 2009, el número de suscriptores fijos y móviles del servicio de acceso a Internet presentó un incremento cercano al 14 por ciento, superando los 2,4 millones de conexiones.
A esto se suma la cantidad de datos que genera la rápida proliferación de dispositivos como sensores inteligentes, etiquetas Rfid y la inteligencia incorporada a todo lo que existe. Se trata de una cantidad abrumadora de datos e información, la mayoría de ella sin ser procesada y evaluada. Un panorama que nos muestra que la infraestructura mundial se encuentra en un punto de quiebre.
Los hechos hablan por sí solos. Los albores del siglo XXI nos recibieron con una serie de llamados de alerta: un aumento en la vulnerabilidad de la seguridad física y tecnológica y una de las peores crisis financieras de la historia reciente.
Se nos han abierto los ojos al cambio climático y a las cuestiones geopolíticas en torno a la energía y hemos despertado a la globalización de las cadenas de suministro de alimentos y medicamentos. Estas percepciones colectivas nos recuerdan que todos estamos conectados: en lo económico, lo técnico y lo social.
La conectividad global a la cual nos enfrentamos impulsa cadenas de suministro cada vez más complejas y consumidores cada vez más participativos, al tiempo que dificulta la problemática de lo que se denomina 'gobernanza corporativa' y el cumplimiento regulatorio, la administración del riesgo y la prevención de las amenazas a la seguridad, dejando a las empresas, los gobiernos y los ciudadanos igualmente desprevenidos para responder.
Este período de discontinuidad representa los efectos del crecimiento de la integración global. El mundo sigue volviéndose más 'plano'. Sigue haciéndose cada vez más pequeño, más interconectado. Pero estar conectado ya no es suficiente. La infraestructura del siglo XXI también debe ser más inteligente.
Esta nueva infraestructura basada en tecnología, debe modelar la forma en que el mundo funciona, activando sistemas y procesos que permitan que los bienes físicos sean desarrollados, fabricados, comprados y vendidos.
Además, ayudará a determinar la forma en que se prestarán los servicios, la manera de moverse de todo lo que existe, desde las personas y el dinero hasta el petróleo, el agua y los electrones; el modo en que miles de millones de personas viven y trabajan.
Dependerá en gran medida de la administración de servicios, y la capacidad de cómputo adquirirá un rol preponderante en la administración -de modo más inteligente- de los procesos y los activos físicos, tales como las redes de suministro eléctrico.
Si deseamos que Colombia se convierta en un país más competitivo y preparado para enfrentar estos desafíos de un mundo cada vez más interconectado, debemos trabajar en construir una infraestructura inteligente para el siglo XXI, que facilite el crecimiento y el desarrollo, en donde el talento humano juegue un papel determinante para administrar los procesos de negocio, la infraestructura y activos físicos cada vez más inteligentes, y para impulsar nuevos y mejores servicios.
La importancia de este momento en el tiempo es que ahora tenemos la predisposición clave para el cambio real. La gente está lista y ansiosa por tener una nueva forma de hacer las cosas. Una infraestructura inteligente es el mejor camino para inspirar a una nación, crear nuevos empleos globalmente competitivos y estimular el crecimiento.
A la luz de estas consideraciones, resulta imperativo que los líderes del gobierno, las empresas y nuestras comunidades adopten la visión de una infraestructura del siglo XXI capaz de manejar las crecientes demandas de una sociedad globalmente integrada.
* Francisco Thiermann es gerente general IBM de Colombia.
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